Y es que diez años no es nada...


En un lugar de Galicia de cuyo nombre no quiero olvidarme comenzaba una chiquilla un largo peregrinaje...


Bueno, quizás haya sido una forma un tanto pomposa de comenzar pero es que el momento lo permite y hasta lo requiere : hoy  cumplo 10 años como enfermera , ¿quién me lo iba a decir?.


Quizás era algo que se gestaba en mí desde mi más tierna infancia sin saberlo. Siempre he considerado que soy de ideas fijas, y cuando parece que ya me he olvidado del tema vuelvo a la carga, al más puro estilo Colombo .


Recuerdo como si fuera ayer ( léase hace 30 años, así a grosso modo) la tarde en la que conocí a mi enfermera. Trabajaba en el Ambulatorio de la Plaza del Ferrol,  ¡grandes espacios aquellos!, llenos de pasillos, recovecos,  humo de tabaco y gente,  mucha gente,  unas listas de espeeeraaa... (excepto por el humo casi como ahora). Ella era una señora de mediana edad, dulce y con una voz muy agradable. Siempre llevaba el pelo corto, cardado, con alguna cana despistada y una gran sonrisa. Su atuendo era blanco y sostenía con maestría ( con la gracia que se tenía antaño) una chaqueta azul marino de punto fino sobre los hombros. De su cuello pendía un colgante . Cual fue mi sorpresa al darme cuenta que era un precioso reloj. Me quedé fascinada.


Ese día le dije a mi madre:




( Situénse, Ana López con 4 años, la edad que tiene  mi hijo ahora) _" Mami, yo de mayor quiero ser enfermera"


A lo que me responde extrañada mi madre _"¿ Ah sí, y por qué, hija?"


Ante tal duda tuve que contestarle de forma clara y rotunda _" Porque quiero tener un reloj como el que tiene ella"

¿Ha quedado claro cómo me las gastaba entonces? Ya apuntaba maneras, ya.


Mientras; me dedicaba a crecer, jugar, aprender , ir al conservatorio musical, en fin , lo normal.

En algún lugar de mi ser tenía clara una idea: "Si curaba a los niños enfermos éstos llegarían a ser adultos sanos"

Todavía no entiendo cómo fui capaz de llegar a esa conclusión. No creo ni por un instante que a mis 33 años, ni a ninguna edad venidera, sea capaz de tener un pensamiento tan lógico , espontáneo y maravilloso.

Toda una vida me costó llegar a la Universidad, toda una lucha concluir mi carrera, y con el título en la mano se abría ante mí un mundo de oportunidades. Sí, tooodo un mundo, nunca mejor dicho, porque al lado de mi casa a lo que podía aspirar era a la lista del paro ( lista del paro versus contratos basura) así que finalmente elegí la opción: "niña, sal al mundo a ver si encuentras la oportunidad de trabajar"


Una mano delante, una maleta detrás y solo una frase: " lle mapel Ana e lle ne sé parlé fransé" ( con un claro dominio de idiomas, ¿quien dijo miedo?)

Con todo el dolor de mi corazón me fui. Mi casa, mis padres, mi hermano , mi país, mi cultura, mis costumbres. Todo eso se quedaba atrás. Mis ganas de trabajar, ver mundo, crecer, explorar, aprender, vivir. Todo eso tenía por delante. " Ahora o nunca " me dije.

Cuando tienes una casa dónde volver,  un país que te volverá a acoger con los brazos abiertos es fácil aventurarse.  Ahora, 10 años después,  la aventura se convierte en trágica necesidad.

París,  Château Thierry, "La France". Maravillosos destinos. Maravillosa experiencia. Un año parece toda una vida. 365 días intensos llenos de descubrimientos. Imborrable.  Indescriptible.  Irrepetible.

Después, España otra vez. "España, te echo demasiado de menos" ¿Qué tendrá nuestro país? ¿Qué tendrá el país de cada uno para cada cuál? En Galicia se describe con una sola palabra: MORRIÑA.

No se explica, se siente.

Siguiente destino...la oficina de Correos. El envío de curriculum vitae fue masivo. Mi destino me estaba esperando: Canarias.

Sol, playa, arena negra y la eterna primavera. Eso está muy bien en las agencias de viajes, pero cuando vienes a trabajar, lo ves más bien poco.





Clínicas, hospitales, de un lado para otro. Currículum va , currículum viene. Es complicado empezar. Es duro irte de casa. Es difícil encajar.  
Se derraman lágrimas amargas cada noche en la soledad de tu habitación. La duda se cierne sobre ti. No saber qué va a pasar, no saber si lo estás haciendo bien o mal. Sigues con una mano delante y otra mano detrás. Eres "la nueva" allá donde vas. Cada fallo, cada error, cada objeto que falta de una habitación. Todas las miradas recaen sobre ti. Solo eres la nueva. No tienes nombre y tu identidad no importa. Todos los días empiezas de cero.Sonríes, te resignas y vuelves a empezar, pero en tu fuero interno gritas: ¡Basta!, ¡BASTA! , ¿Hasta cuando?, ¡Déjenme demostrar que todo mi esfuerzo vale la pena!

En ese momento alzas la mirada, y solo puede haber una cosa que te distraiga de tu pensamiento desesperado.Justo en el momento en el que menos te lo esperas, justo el día que vas despeinada a trabajar aparece: ÉL

Nunca me pude imaginar que un 22 de diciembre me fuese a tocar   la Lotería .

El único motivo por el que no me he movido de aquí, la única causa por la que merece la pena seguir siendo la de fuera, el verdadero valor de la vida , la fuente de mi inspiración para seguir superándome cada día, aparece en mi vida el día menos pensado... ( ¡Y YO CON ESTOS PELOS! )



Y es que 10 años no es nada, 10 años de lucha, 10 años de penosos contratos, 10 años de experiencias acumuladas, 10 años de rodaje y aprendizaje. Mantengo intacto el espíritu de entrega por mi profesión. Si hace 10 años estaba segura de lo que quería ser, ahora estoy segura de en qué quiero mejorar. No me parezco en nada a la enfermera que fui , joven , insegura e inexperta pero 10 años después sigo orgullosa de decir : SOY ENFERMERA.





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