Salutem Per Aquam

El placer con mayúsculas se puede sentir al dejar que resbale el agua sobre  tu piel. No lo hemos inventado en el siglo XXI, aunque sí lo hemos mejorado. El agua es el uno de los cuatro elementos básicos en los que puede estar la materia en  la cultura occidental. En oriente, sin embargo, está asociada al norte, al color negro y al invierno.
Los baños termales eran un lujo solo al alcance de los romanos más ricos y poderosos,de hecho el término "spa" tampoco lo hemos inventado nosotros con ningún interés publicitario, sino que proviene del latín "Salutem Per Aquam"o lo que es lo mismo, salud a través del  agua. Los turcos; por su parte; continuaron esta tradición. El término que los define en la cultura  musulmana es el Hamman.

Hoy en día el estrés, las prisas, el malhumor, el sueño acumulado no nos permiten disfrutar de dicho placer. Las duchas son rápidas, en apenas 120 segundos hemos restregado de jabón medio cuerpo y media cabeza, al mismo tiempo que dejamos que escurra el agua para medio aclararnos. La maniobra es rápida y veloz. Las axilas y el pecho son los ganadores de la mayor concentración de jabón seguidos muy de cerca por los brazos y antebrazos, pero de ombligo para abajo... como haya prisa; se tienen que conformar con el agua-gel que escurre inexorablemente hacia el desagüe. Al final, los grandes olvidados son los dos hermanos que soportan la presión atmosférica del día: nuestros benditos y sufridos pies. A ellos les roza el detergente ligeramente, pobrecitos.


Hay diferentes tipos de baños:

EL BAÑO TIERNO:
Son los primeros baños de tu bebé (más bien los segundos, porque en los primeros se los pasa llorando hasta que se acostumbra) son maravillosos, hace tantas gracias dentro del agua que te pasarías horas.

 EL BAÑO FAMILIAR:
En este caso los niños ya son más grandes y chapotean mucho más, si tienes varios los bañas juntos, entonces el nivel de chapoteos se multiplica, así que termináis duchados ellos y vosotros hasta las cejas y espuma de jabón en las orejas.

 EL BAÑO EXPRÉS:
 Se cambia el baño por la ducha. Este baño ocupa la mayor parte de nuestra vida desde que lo descubrimos, es rápido y efectivo... menos para los pies. Te ablanda el cuerpo por la noche y te estimula por la mañana.

EL BAÑO ESTIMULANTE:
No importa si es ducha o baño, el caso es que éste en concreto se realiza en pareja. Es muy agradable y propio de los primeros meses de relación, luego vienen los niños y no hay tiempo o nos vamos olvidando y perdemos la costumbre. Sabes cuándo empieza pero no cómo termina. Ésta es una de esas cosas que no debemos dejar de practicar por ser una buena y sana costumbre.



La temperatura, la aromaterapia, la música relajante, no hay nada que nos impida convertir nuestro cuarto de baño en un spa improvisado para dejarnos llevar 15 minutos por el placer que supone desconectar mentalmente del ajetreo diario y soñar con el paraíso y la relajación.

Unas velas aromáticas o una esencia agradable, luz tenue, una bañera y la música que más te relaje o te  haga sentir especial.


Así que mi bricoconsejo de enfermería de hoy consiste en transformar nuestro cuarto de baño anodino en un relajante Spa, al menos una vez a la semana, la tarde-noche de la víspera del día de descanso, un fin de semana en el que les hemos dejado los niños a la abuela. Ya sea solo o acompañado, en cualquier caso, lo importante es tomar conciencia de lo importante que es descansar y retomar la salud a través del agua.


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