Sí, soy mujer.

Deseo que llegue el día en el que no tengamos que reivindicar nada porque vivamos en armonía. Como mujer del siglo XXI me siento orgullosa de todo lo que puedo hacer en libertad, me siento orgullosa de tener libertad de expresión , sufragio universal, derecho a estudiar y a ejercer una profesión, a ganar mi sustento, a no tener que buscar un marido que me de sustento y  del que tenga que depender. Pero pese a todo lo conseguido, gracias al sudor las lágrimas y el valor de millones de mujeres a lo largo de más de un siglo, todavía existe injusticia, opresión y desigualdad sobre nosotras. Todavía "valemos menos" en mucho sectores laborales. Todavía debemos trabajar dentro y fuera de casa.
Mi convicción hoy es la de iniciar una nueva generación desde el principio, desde los principios de igualdad. Esa nueva generación se fabrica desde el hogar, desde la educación , desde la sociedad.
La familia es el vínculo más importante que tenemos al nacer y de ella aprendemos los valores más importantes, los primarios, el respeto,el cumplimiento de las normas, el conocimiento de nuestros derechos y nuestros deberes. 

Desde la cuna debemos aprender que hombres y mujeres debemos convivir en una sociedad que nos aporte las mismas obligaciones y nos otorgue los mismos derechos. No a la discriminación por cuestión de sexo. No a la exclusión social o laboral por cuestión de sexo. No a las injusticias por cuestión de sexo.
Es un gran logro que la mujer se haya incorporado al mercado laboral.Pero todas tenemos muchas veces que elegir entre la maternidad y el trabajo. Digamos sí a la conciliación familiar y laboral; exijamos poder tener una vida plena trabajando, cuidando a nuestra familia junto con nuestra pareja. No se trata de elegir, se trata de poder conciliar, tanto hombres como mujeres. Digamos sí a los mismos derechos.



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